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El sector de la construcción vive de manera desigual los efectos del apagón

Por Cristina PérezResponsable área Construcción
El sector de la construcción se ha visto influido, al igual que el resto de la economía, por el gran apagón del pasado lunes. La industria, especialmente la intensiva en energía térmica y eléctrica, ha sido la más afectada, mientras que la distribución ha sufrido las consecuencias en menor medida. Tras este episodio, ¿ha llegado el momento de replantearse el proceso de descarbonización del sector?

La sociedad y el tejido económico español están aún recuperándose del gran apagón que se vivió en todo el país el lunes 28 de abril. Más allá de las miles de anécdotas surgidas, las pérdidas económicas han sido cuantiosas en muchos sectores de actividad, especialmente en los intensivos en energía y aquellos más sensibles a la cadena de frío.

Por lo que respecta al sector de la construcción, el apagón ha afectado especialmente a la industria de fabricación de materiales, sobre todo aquella más intensiva en energía térmica, como la cerámica y vidrio.

Paros totales o parciales de producción en más del 90% del sector cerámico

La patronal cerámica ASCER califica el impacto entre las empresas fabricantes de baldosas cerámicas de “notable”, tras hacer un sondeo entre las empresas asociadas, con una representatividad de más del 70 % de la producción sectorial. “En el turno en el que se interrumpió el servicio (06.00h a 14.00h) hubo paros totales o parciales en un alto porcentaje de las áreas de actividad, tanto en producción (87 %), en cargas de producto terminado y descarga de materias primas (64 %) y los en departamentos de gestión (75 %)”, explican. 

Pero los mayores problemas se produjeron en el siguiente turno, de las 14h a 22h, con un 96 % de las empresas con problemas en producción y más del 80 % de afectación en logística y oficinas. En el turno de noche (22h a 6h) la producción estuvo afectada todavía en un 83 % de las empresas. 

Tras el progresivo restablecimiento del suministro eléctrico, se fue recuperando la operativa en el turno de las 6:00 de la mañana, pero aún se reportaron problemas de operatividad y todavía un 15 % mantuvieron la interrupción total de la producción en ese turno. 

En el sector del vidrio, la situación se presentó parecida. Benjamín Pérez, director de la fábrica de Antequera de Lumon, compañía fabricante de acristalamientos, explicaba a C de Comunicación que “con el apagón tuvimos que parar y no pudimos volver a arrancar hasta que se restableció el suministro”. 

“El equipo de mantenimiento trabajó hasta las 22:00h (último turno de la fábrica) con todos los equipos, pero no hubo nada que hacer. El martes por la mañana, de nuevo con luz en la fábrica, hemos tenido que reiniciar los servidores y esperar a que arrancara el horno porque perdió temperatura. En resumen, en la tarde del lunes no pudimos hacer nada y este martes hemos tenido que esperar unas 4-5 horas para que todo volviera a la normalidad y empezar a producir. Además, hoy estamos planificando cómo recuperar lo no producido ayer para atender los plazos de los clientes”.

Daños en los equipos 

Además de la interrupción de la producción, algunas empresas han sufrido daños puntuales en equipos, así como incidencias debido a los problemas informáticos y de comunicación. “Una buena parte de las empresas cuentan con equipos de respaldo eléctrico para evitar los microcortes, pero no para mantener la producción durante horas, por lo que ha habido paradas de líneas”, explican desde Ascer. 

Consecuencias para el sector de la distribución

Las centrales de compra de materiales de construcción también sufrieron los efectos del apagón, pero en menor medida que los fabricantes. En lo que respecta a la logística, los procedimientos manuales tuvieron que sustituir a los automatizados.

“En nuestro caso fueron pocas horas de problemas”, explica Miriam Carretero, directora de comunicación de Grupo BdB. “Cuando llegó el apagón aún pudimos trabajar con las baterías de portátiles y otros equipos, que ya se han ido trabajando para conseguir movilidad y cierta autonomía”, apunta. 

“Cuando se acabó el remanente que teníamos, aprovechamos para realizar labores que no requerían luz artificial o tecnología, por ejemplo, reuniones con papel y boli; conteos de ciertos productos visibles; adelantar inventarios periódicos y ordenar productos promocionales o de marketing”, explica. 

“A nivel logístico, se terminaron de hacer las cargas a través de documentación manual. Por suerte, al ser festivo en la mayor parte de Valencia, no había mucho movimiento dado que las agencias regionales no estaban todas operativas. Al día siguiente ya teníamos red y luz con total normalidad”, añade.

Desde Gamma señalan las dificultades que se experimentaron por la falta de comunicación con el exterior. “Aunque pudimos mantener la actividad a nivel interno, la falta de comunicación con el exterior tuvo un impacto directo en nuestras expediciones. Al no poder recibir nuevos pedidos ni contactar con los transportistas, nos vimos limitados en la gestión y salida de mercancía, lo que pudo generar retrasos en las operativas del día, cuyo servicio volvió a funcionar con toda normalidad cuando se reestableció el suministro”, explican.

La central logística de Grupo Ibricks detalla que, pese a estar sin suministro eléctrico desde las 12:30h y con problemas de comunicación, y que esta incidencia no se resolviera en todo el día, “la recepción y expedición de mercancías funcionó con cierta normalidad sustituyendo procesos informáticos por manuales”. Respecto al día siguiente, “pese a presentar fallos intermitentes en la comunicación, se recuperó la normalidad en todos los servicios desde primera hora”.

¿Sabemos ya qué ha pasado?

España, Portugal Andorra y algunas zonas del sur de Francia sufrieron un corte general de suministro desde las 12:33 h. de la mañana del lunes cuando “dos eventos consecutivos de desconexión de generación, en un rango de segundo y medio, provocaron que cinco segundos después se dieran condiciones incompatibles para el sistema eléctrico, haciendo imposible al sistema poder sobrevivir a esta perturbación extrema”, indicó ayer en rueda de prensa Eduardo Prieto, director de Servicios para la Operación de Red Eléctrica de España.

El responsable de Operaciones de Red Eléctrica sí ha querido dejar claro que “descartamos un ciberataque”, al tiempo que reiteraba la petición de no especular al respecto de las causas, “hasta no tener todos los datos y poder realizar un análisis riguroso de todos los datos que estamos recibiendo de las distintas instalaciones y subestaciones de la red”. Desde esta declaración, no se ha dado más información oficial de las posibles causas de apagón.

Desconfianza en las renovables: ¿nos encontramos ante la ‘electrifijación’?

En este escenario de incertidumbre, los “culpables” que más han sonado, además de las tensiones internacionales, han sido las energías renovables. En un momento en el que el sector de la construcción al completo está trabajando en su descarbonización, las dudas respecto a las fuentes de energía no fósiles puede poner en jaque todo lo avanzado hasta el momento.

Isabel Núñez Rotta, directora de Relaciones Institucionales del Foro Industria y Energía (FIE), apunta que este episodio “ha puesto de manifiesto una serie de vulnerabilidades que no podemos ignorar. Más allá de lo técnico, ha dejado una sensación de incertidumbre y puede erosionar la confianza del sector industrial en los beneficios del proceso de electrificación como motor de la descarbonización”, explica. 

El FIE acuña un término interesante para esta posible dependencia de las renovables en sectores industriales, entre los que se encuentran los materiales de construcción: “Lo que estaba planteado como una solución robusta puede comenzar a percibirse como una ‘electrifijación’, una dependencia frágil que deja a la industria expuesta”, apunta la experta. “Sectores intensivos en energía, como el cerámico, ya están sintiendo las consecuencias, que, aunque aún difíciles de cuantificar, van mucho más allá de la producción perdida”, añade.

Sin embargo, “lejos de ser un retroceso, este evento debe tomarse como una oportunidad para reforzar el camino de la electrificación”, señala. “La electrificación no debe ser cuestionada como principio, pero sí como proceso. En lugar de dudar de su viabilidad, debemos dotar al proceso de resiliencia, diversificación y una planificación robusta que asegure su éxito a largo plazo. El futuro de nuestra industria depende de cómo gestionemos estas incertidumbres”, concluye.

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