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Las 44 toneladas llegan al transporte: qué deben tener en cuenta los almacenes de construcción

Por Alba Merino
La aprobación oficial de los camiones de 44 toneladas a partir de octubre abre un nuevo escenario para los almacenes y distribuidores de materiales de construcción.

El Gobierno ha aprobado oficialmente la circulación de camiones con una masa máxima autorizada (MMA) de 44 toneladas, a partir de octubre de 2025, una medida largamente esperada en algunos sectores industriales. 

La entrada en vigor de esta nueva normativa abre una oportunidad para los almacenes y distribuidores de materiales de construcción de ganar eficiencia y reducir costes logísticos, en un contexto donde los márgenes del sector siguen siendo ajustados. 

Esta reforma, publicada en el BOE, modifica el Reglamento General de Vehículos e introduce además configuraciones modulares (como los dúo-tráilers de hasta 72 toneladas y 32 metros) y una mayor altura para ciertos transportes especializados.

Aunque su impacto general sobre el transporte nacional será limitado —afectará aproximadamente a un 12 % de los kilómetros recorridos por camiones, según estimaciones—, en sectores como la construcción, los minerales y los combustibles, sí tendrá consecuencias más tangibles.

Más capacidad de carga por viaje

Para los almacenes y distribuidores de materiales de construcción, la principal ventaja es clara: la posibilidad de transportar mayor volumen de mercancía por viaje permitrá optimizar los envíos. 

Materiales pesados como por ejemplo el cemento, los áridos, la cerámica, bloques o vigas estructurales -con alta densidad y bajo valor relativo por tonelada- son especialmente aptos para beneficiarse de esta mayor capacidad. 

Asimismo esto implica: menos viajes para entregar el mismo volumen de materiales, reduciendo costes logísticos para los cargadores. También una mayor flexibilidad para planificar pedidos más grandes o para optimizar las rutas de reparto. 

Además, implica un impacto positivo en la sostenibilidad debido a la reducción potencial del consumo de gasóleo por tonelada transportada, y, por lo tanto, menores emisiones. 

Riesgos de coste para los transportistas y tensiones en la cadena

Sin embargo, algunas organizaciones de transportistas como CETM, han denunciado que la medida no ha venido acompañada de una cláusula que obligue a revisar los contratos de transporte para reflejar los sobrecostes que asumirán los transportistas al operar con camiones más pesados: más desgaste de componentes, más consumo, más tiempo de carga y descarga y mayor inversión en vehículos adaptados. 

Si estos costes no se reparten adecuadamente entre cargadores (almacenes o distribuidores) y transportistas, es probable que a medio plazo la capacidad efectiva para operar con camiones de 44 toneladas se vea limitada por la negativa de muchos autónomos y pequeñas empresas de transporte a asumir esa carga económica. 

Por eso, para los almacenes y distribuidores, la clave estará en negociar con los proveedores logísticos tarifas y condiciones justas que tengan en cuenta la nueva realidad, mantener una interlocución cercana con los transportistas para garantizar que ambos ganen competitividad sin poner en riesgo la viabilidad de los servicios.

Finalmente, los almacenes también deberán valorar si su infraestructura está preparada para recibir y despachar camiones de mayor tonelaje y dimensiones.

Aunque la normativa permite hasta 44 toneladas y ciertas configuraciones modulares, las características físicas de los almacenes (muelles de carga, accesos, radio de giro) pueden condicionar la operatividad con estos nuevos vehículos.

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