El envejecimiento de las plantillas, la falta de formación específica y el escaso atractivo del sector entre los jóvenes están dejando a la industria sin relevo generacional.
La media de edad de los trabajadores ha pasado de 37 años en 2007 a 45 en 2022, y las jubilaciones previstas en los próximos años podrían agravar aún más la escasez de profesionales.
Electricistas, fontaneros, albañiles y escayolistas son cada vez más difíciles de encontrar. Según Andimac, en 2024 se rehabilitaron 6.000 viviendas menos que en 2019, pese a los incentivos europeos para la renovación energética. La cifra total de viviendas rehabilitadas el año pasado fue de 24.000, apenas un ligero incremento respecto a 2023 y muy por debajo de los niveles previos a la pandemia.
El desajuste es tanto demográfico como educativo. Solo un 10 % de los desempleados del sector tiene titulación en Edificación y Obra Civil, mientras que la formación profesional específica ha caído un 45,6 % entre 2007 y 2022. La CNC estima que faltan unos 700.000 trabajadores para cumplir con los objetivos nacionales de vivienda.
A esto se suma un cambio en las aspiraciones laborales de los jóvenes, que buscan estabilidad, conciliación y trabajos menos exigentes físicamente. “No se encuentran ingenieros que quieran ir a las obras”, explica Pedro Fernández Alén, presidente de la CNC.
La escasez de mano de obra cualificada no solo frena la ejecución de obras y rehabilitaciones, sino que también pone en riesgo los planes de vivienda y sostenibilidad del país. Abordar el déficit de talento y rejuvenecer las plantillas se ha convertido en una prioridad estratégica para garantizar el futuro económico de España y la competitividad del sector de la construcción.












